Sé que estos artículos son leídos (me consta) por ciudadanos que no están por la labor de entender que es el independentismo en Catalunya. Que no comprenden que el serlo no es que sea una opción, es que es lo único que se puede ser. Ser independiente como única vía de solución, de una vez por todas, a un problema que soporta Catalunya, como le aliviaría a España. A parte de que no existen más opciones ‘reales’, les conviene a los dos. Ya no estamos para una, grande, y libre, porque sí. Ahora con el formato europeo eso es una reliquia del pasado. Cuanto más grande se hace algo más necesarios son los pequeños detalles. Contra la cantidad, es más necesario el ejercicio de la calidad. Ahora la sensibilidad de los pueblos es más exigente con sus ideales, sus fundamentos. Ser catalán no se trata de hablar o entender el idioma, es una manera de expresarse, de sentir, de creer, de ser. Conozco ilustres catalanes bien hablados que les importa un bledo que Catalunya necesite de su espacio identitario.
Semana para reflexionar sobre el tema. Considerar en vociferar lo más alto posible, basta decoacción al soberanismo catalán! Al igual que se intenta respetar, aún a costa de escuchar demagogia infinita al que está en contra, no se puede vulgarizar la demanda de autosuficiencia porque aún se hace más grande la brecha en la manera de pensar entre ambas partes. Represiones y amenazas contra todo lo que pueda ser sinónimo de autarquía catalana se está convirtiendo en una vergonzosa demostración del talante o ideario español. A ver quien la dice más gorda y si es posible ser más papistas que el papa. No puedo creer que los de fuera se estén aborregando tanto sobre la manera de llevar la cuestión del independentismo, y que no tenga más discurso que ese. Quién te ha visto y quién te ve sin maquillaje. Quo vadis, Hispania?¿A dónde vas, España? ¿Será verdad que al final va ha haber tanta diferencia de mentalidad entre los de aquí y los de allí…?
J L Herrera Vega
Ciències de l’ Informació i la Comunicació
El Comunicado