viernes, 21 de abril de 2017

Urnafobia


Voy a intentar trasmitir otro de los motivos, de los innumerables existentes, sobre lo que le pasa a los Gobiernos de España con Catalunya. No le gustan las urnas. Nunca le han gustado. Padecen urnafobia. Aparte de no estar acostumbrados a respetarlas históricamente, (quien quiera me entenderá) aún le gustan menos si no las ponen ellos, si no son la novia en todas las bodaselectorales. No pueden soportar que una parte de ‘su’ ciudadanía menos afín, las nombre y solicite como acto de normalidad democrática. Y como no pueden ‘controlar’ su resultado, le tienen fobia a ese objeto inanimado. La cosa se agrava al ir acompañada de la catalonofobia.

Les recordaré desde El Comunicado a los que la sufren, que una urna electoral es simplemente un recipiente temporalmente sellado, generalmente en forma de paralelepípedo, aunque a veces es tan solo una bolsa resistente. Esta tiene una ranura estrecha, generalmente situada en la parte superior, que es lo bastante larga como para permitir el paso de una papeleta de voto en unas elecciones. Esta ranura, no obstante, impide que cualquier persona pueda tener acceso a los votos introducidos hasta el cierre del período de votación.

Por lo tanto, la meta de la utilización de una urna es ofrecer un modo de contabilidad de los votos que da confianza por ser a la vez simple, verificable y secreto. Una vez finalizada la jornada electoral se lleva a cabo el recuento o escrutinio y se declara el resultado. Todo ello para dictaminar una ELECCIÓN democráticamente. Nada más. Y nada menos.



 Decía el escritor norteamericano Charles Bukowski, que la diferencia entre una democracia y una dictadura consiste en que en la democracia puedes votar antes de obedecer las órdenes. Bien, pues golpe de valentía para cerrar la semana sobre el procés ante el ataque constante del virus de la urnafobia del Estado español.

 En una concentración de solemne democracia, el Govern de Catalunya se ha comprometido, en un solemne acto en el Pati dels Tarongers del Palau de la Generalitat, a "organizar, convocar y celebrar un referéndum del que se hace responsable colectivamente para que Cataluña pueda ejercer el derecho inalienable a la autodeterminación”.

El acto ha quedado reflejado en un manifiesto que uno a uno han firmado en el Palau de la Generalitat los miembros del Govern, desde su presidente, Carles Puigdemont, hasta el nivel de directores generales. Un texto confuerte carga política, con el que pretenden despejar las dudas ‘externas’ sobre la unidad y determinación en el  compromiso de organizar un referéndum sobre la independencia. Y el compromiso de respetar la decisión tomada en su día por la gran mayoría de ciudadanos de Catalunya.

Manifiesto, que lleva por nombre 'Compromiso del gobierno de Cataluña con el referéndum'. Este subraya que todos y cada uno de los miembros del Govern se hacen responsables de esta tarea y se comprometen a llevarla a cabo y aplicar los resultados que salgan de las urnas. Cerca de doscientas personas, hasta el nivel de directores generales, han firmado en él delante de las cámaras.

El President Puigdemont ha destacado que "hoy el gobierno de Cataluña reafirma solemnemente, frente a amenazas e intentos de limitación de la capacidad de autogobierno, su determinación para preparar, convocar y celebrar el referéndum, querido por la inmensa mayoría de catalanes". Acto de valentía, democracia y compromiso ante la ciudadanía catalana.

Por su parte, Oriol Junqueras ha justificado el "compromiso" de todo el ejecutivo con el referéndum como expresión del "amor por la libertad" que tienen los catalanes. Un llamamiento a las urnas, un referéndum, nunca puede ser visto como un alzamiento nacional en contra de la ley y la justicia. Eso queda relegado justamente a la parte que tiene por costumbre llevarlos a cabo. A la parte que tiene Urnafobia

JL Herrera Vega
Ciències de la Informació i de la Comunicació
El Comunicado