viernes, 7 de febrero de 2014

Leyendas Artúricas


Muchas de las leyendas que se han extendido hasta nosotros tienen una base real que, con mayor o menor progresión, ha sido idealizada con un fin muy concreto. Este fin puede ser formativo y aleccionador, puede perseguir la creación de una conciencia nacional, e incluso puede ser una forma de aumentar la moral de un pueblo en tiempos difíciles. Y no hablo de 'Leyendas Artúricas'. Hablo del carácter negociador/conciliador del político catalán. De la necesidad de estar dispuesto a dar una explicación, cuando muchas veces no es precisa, conveniente, ni indispensable.

Aunque emocionantes y excitantes, en ocasiones las leyendas no son digeribles, como tampoco lo fueron las palabras del portavoz del Govern, Francesc Homs, con las que abrió la puerta a consultar al conjunto de los españoles en el caso de que Catalunya votara 'sí' a la independencia. Teniendo que matizar después, que desde España pueden negociar las condiciones, pero no la decisión del pueblo de Catalunya. Y que por ello fuera menester que el presidente Artur, el real no el de leyenda, haya señalado que estaba de acuerdo con Junqueras: "El futur de Catalunya depèn de la voluntat dels catalans"

Cabe recordar que la seguridad o convencimiento, sobre una cuestión cualquiera,  estriba en la firmeza de sus propósitos. No se debería especular, y ni mucho menos frivolizar, sobre algo sumante delicado y serio como es la consulta catalanista. Es aconsejable y necesaria una firmeza que deberá ir in crescendo según se acerque la fecha de los comicios. Este acontecimiento histórico a la vez que apasionante, no ha lugar para cesiones de protagonismo de ningún tipo. La firmeza llevará al cambio, y ya habrá tiempo después, si fuere necesario, de las concesiones y el reparto de responsabilidades.

Hay que reflexionar de este modo por motivos de observación. Existen opiniones intrínsecamente racionales, y de naturaleza diferencial, que ya oigo también desde el centro peninsular. El problema del encaje catalán en España es el del encaje de un pueblo norteño en un país sureño. Y eso dependiendo de cómo se analice, tiene difícil arreglo con las concesiones, pactos o acuerdos, a día de hoy. Estamos observando que desde el lado conservador sus políticos adolecen cada vez más de trastornos ciclotímicos. Un día parecen entender la causa del pueblo catalán, y otro la depresión de la separación, les hace arremeter contra todo lo que provenga de Catalunya. Y lo que es seguro es que van a ir empeorando según se avance en al calendario, con la mirada puesta en el 9 de Noviembre.


J L Herrera Vega
Ciències de l’ Informació i la Comunicació
El Comunicado