Muchas
de las leyendas que se han extendido hasta nosotros tienen una base real que,
con mayor o menor progresión, ha sido idealizada con un fin muy concreto. Este
fin puede ser formativo y aleccionador, puede perseguir la creación de una
conciencia nacional, e incluso puede ser una forma de aumentar la moral de un
pueblo en tiempos difíciles. Y no hablo de 'Leyendas
Artúricas'.
Hablo del carácter negociador/conciliador del político catalán. De la necesidad
de estar dispuesto a dar una explicación, cuando muchas veces no es precisa,
conveniente, ni indispensable.
Aunque emocionantes y excitantes, en ocasiones las
leyendas no son digeribles, como tampoco lo fueron las palabras del portavoz
del Govern, Francesc Homs, con las que abrió la puerta a
consultar al conjunto de los españoles en el caso de que Catalunya votara 'sí'
a la independencia. Teniendo
que matizar después, que desde España pueden negociar las condiciones,
pero no la decisión del pueblo de Catalunya. Y que por ello fuera menester que el presidente
Artur, el real no el de leyenda, haya señalado que estaba de acuerdo con
Junqueras:
"El futur de Catalunya depèn de la voluntat dels catalans"
Cabe recordar que la seguridad o convencimiento, sobre una cuestión cualquiera, estriba en la firmeza de sus propósitos. No se
debería especular, y ni mucho menos frivolizar, sobre algo sumante delicado y
serio como es la consulta catalanista. Es aconsejable y necesaria una firmeza
que deberá ir in crescendo según se acerque la fecha de los comicios.
Este acontecimiento histórico a la vez que apasionante, no ha lugar para
cesiones de protagonismo de ningún tipo. La firmeza llevará al cambio, y ya
habrá tiempo después, si fuere necesario, de las concesiones y el reparto de
responsabilidades.
Hay que
reflexionar de este modo por motivos de observación. Existen opiniones intrínsecamente
racionales, y de naturaleza diferencial, que ya oigo también desde el centro
peninsular. El problema del encaje catalán en España es el del encaje de un
pueblo norteño en un país sureño. Y eso dependiendo de cómo se analice, tiene difícil
arreglo con las concesiones, pactos o acuerdos, a día de hoy. Estamos
observando que desde el lado conservador sus políticos adolecen cada vez más de
trastornos
ciclotímicos.
Un día parecen entender la causa del pueblo catalán, y otro la depresión de la
separación, les hace arremeter contra todo lo que provenga de Catalunya. Y lo
que es seguro es que van a ir empeorando según se avance en al calendario, con
la mirada puesta en el 9 de Noviembre.
J L Herrera Vega
Ciències de l’ Informació i la Comunicació
El Comunicado
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